En vísperas de que se estrene la segunda parte de la película ‘Wicked’, las brujas Elphaba y Glinda han aterrizado (no sabemos si con escoba o no) en el Nuevo Teatro Alcalá para presentar uno de los musicales de la temporada madrileña. ¿Preparados para verlo todo de color verde?
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La historia de las brujas de Oz

El texto, adaptado por David Serrano, está basado en la exitosa novela Wicked: The Life and Times of the Wicked Witch of the West de Gregory Maguire de 1995, y sirve como prólogo del clásico El Mago de Oz de Lyman Frank Baum de 1900 (así como su equivalente cinematográfico de 1939).
Nunca está de más empezar por el principio y conocer el argumento de ‘Wicked’ para saber qué es lo que le espera a uno cuando entra en el patio de butacas y busca su asiento. O quizás es mejor ir con la mente en blanco, como fue una servidora. Y es que a pesar del ruido mediático que supuso el estreno de la versión cinematográfica de este título con la cantante Ariadna Grande a la cabeza, yo no tenía ni idea de la trama principal de ‘Wicked’.
Y puede que este haya sido uno de los motivos por los que he disfrutado mucho este musical. No tenía nada con lo que comparar y todo me ha sorprendido: versión y adaptación, valores y mensajes que encierra el texto, puesta en escena, bailes y canciones y capacidad actoral de sus intérpretes.
Wicked narra la historia jamás contada de las brujas de Oz, sus orígenes, su relación de amistad y los acontecimientos sucedidos antes de la llegada de Dorothy a la tierra de Oz.
Elphaba, la futura Malvada Bruja del Oeste, es una joven de piel verde esmeralda, apasionada y con un talento extraordinario pero incomprendida y rechazada por la sociedad por su aspecto físico. En el otro lado está Gilda, la futura Bruja Buena del Norte, hermosa, ambiciosa y popular. Entre ellas surgirá una amistad que las pondrá a prueba en un mundo en el que no se toleran las diferencias.
Razones por las que nos ha gustado (y recomendamos) ‘Wicked, el musical’
Desde un principio me metí de lleno en la historia de amistad de Elphaba y Glinda, dos mujeres con vidas opuestas que consiguen empastar perfectamente. Y casi al instante empaticé con Elphaba. ¡Qué crueles somos a veces juzgando a las personas sin conocer qué mochila llevan arrastrando en su día a día!
La interpretación de las protagonistas, acompañado por un cuerpo de actores cantantes y bailarines (todo en uno) hizo fácil esta conexión tan importante entre el público y el elenco. Ellos lo dieron todo sobre el escenario (en los aplausos pudimos observar como a la actriz que da vida a Glinda se le soltaba alguna lágrima) y el respetable respondimos con intensos y largos aplausos.
‘Wicked, el musical’ se divide en dos actos, con un intermedio de 30 minutos. A nuestro modo, aunque necesario para que la obra no resulte pesada y fluya, demasiado tiempo de descanso porque puede hacer, como fue nuestro caso, que te desvincules de la trama.
La primera parte (1 horas y media de duración) se compone de números musicales de gran intensidad y nivel, mientras que la segunda, de apenas 45 minutos, resulta menos espectacular y cojea un poco. Sobre el final, tengo mis dudas, pero prefiero no hacerte spoiler. Me espera algo más majestuoso, quizás acostumbradas a otros títulos que han pasado por la Gran Vía madrileña o ha estado también en el Nuevo Teatro Alcalá como Mamma mía!
Wicked es solo un espectáculo visual y musical. La banda sonora, con temas icónicos como Defying Gravity y Popular, ha trascendido el escenario para convertirse en himnos del teatro musical moderno.
Detrás de nosotros había un grupo de chavales que no llegarían a los 30 años que se sabían todas las canciones, aunque por momentos las tarareaban en inglés (aquí todo es en castellano). Cada nota refleja el viaje emocional de los personajes, envolviendo al espectador en una experiencia inolvidable.
Esta versión teatral promete emocionar, hacer reír (Glinda o Ga-lin-da, como la conocemos al principio, pone la nota cómica en todo momento) y tocar el corazón del público. Y desde My Family Time le auguramos una larga temporada en la capital.
‘Wicked’, un musical que invita a la reflexión
Más allá del espectáculo visual, Wicked es una obra que invita a reflexionar. ¿Qué significa ser “bueno” o “malo”? ¿Quién decide nuestra historia: nosotros mismos o los demás?
En tiempos donde, por desgracia, la diferencia aún incomoda, este musical se convierte en un canto a la libertad, la empatía y la resistencia. Y un ejemplo del peligro que implica juzgar o etiquetar al que tenemos enfrente sin conocer sus circunstancias.
Aquí en ‘Wicked’ lo que comienza siendo una rivalidad entre estas dos brujas se transforma en una amistad poderosa que desafía prejuicios, normas sociales y hasta el destino. Y eso se agradece porque no es muy habitual ser testigo de cómo dos personajes femeninos crean una relación sana capaz de superar cualquier obstáculo.
A todo esto se unen también otros valores que se muestran a lo largo de las más de dos horas y media de musical como son la conciencia sobre el maltrato animal, la tolerancia a lo diferente, la aceptación de uno mismo o la lucha por los ideales de uno mismo.
Todos estos mensajes calen en el corazón tanto de pequeños, jóvenes y adultos. Y quizás ahí está el hechizo de esta propuesta escénica: es mágica y necesaria.